Aquí no hay ni mística, ni misterio; hay sólo una rectificación, una precisión de las intenciones que el plasticista ha puesto en su obra.
El trazado regulador no aporta lirismo a la obra; puede, si es neto y categórico, conferir una limpidez, una especie de centelleo, y eso gracias a la unidad que confiere a todos los elementos de la composición. Precisando la composición, afirma la intención”
(Le Corbusier, 1929).
red.
1. f. Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas, y convenientemente dispuesto para pescar, cazar, cercar, sujetar, etc.
2. f. Labor o tejido de mallas.
3. f. redecilla (‖ prenda de malla para el pelo).
4. f. Lugar donde se vende pan u otras cosas que se dan por entre verjas.
5. f. Ardid o engaño de que alguien se vale para atraer a otra persona.
6. f. Confluencia de calles en un mismo punto.
7. f. Conjunto de elementos organizados para determinado fin. Red del abastecimiento de aguas Red telegráfica o telefónica Red ferroviaria o de carreteras
8. f. cadena (‖ conjunto de establecimientos o construcciones pertenecientes a una sola empresa).
9. f. Conjunto de personas relacionadas para una determinada actividad, por lo general de carácter secreto, ilegal o delictivo. Red de contrabandistas Red de espionaje
10. f. Conjunto de ordenadores o de equipos informáticos conectados entre sí que pueden intercambiar información.
1. f. La que roza y barre el fondo del mar capturando todos los peces que encuentra.
1. f. telaraña.
1. f. red barredera.
1. f. La que se arma en alto, colgándola de un árbol a otro, para que las aves al pasar queden presas en ella.
1. f. coloq. Tela muy rala y mal tejida.
1. f. ant. La de pescar cazones y otros escualos.
1. f. Conjunto de relaciones entre cadenas alimentarias, que existen en las especies de una comunidad biológica, y que representa el flujo de materia y energía que atraviesa el ecosistema.
1. loc. adv. Llevándolo todo por delante.
1. loc. verb. coloq. caer en el lazo.
echar, o tender, la ~, o las ~es.
1. locs. verbs. Echarlas al agua para pescar.
2. locs. verbs. coloqs. Hacer los preparativos y disponer los medios para obtener algo.
retícula.
1. f. Conjunto de hilos o líneas que se ponen en un instrumento óptico para precisar la visual.
2. f. Red de puntos que, en cierta clase de fotograbado, reproduce las sombras y los claros de la imagen mediante la mayor o menor densidad de dichos puntos.
3. f. Topogr. Placa de cristal dividida en pequeños cuadrados, generalmente de un milímetro de lado, que se usa para determinar el área de una figura.
cuadrícula.
(De cuadro).
1. f. Conjunto de los cuadrados que resultan de cortarse perpendicularmente dos series de rectas paralelas.
retículo
- m. Tejido en forma de red,especialmente el de las plantas.
- ópt. retícula.
- zool. Segunda de las cuatro cavidades en que se divide el estómago de los rumiantes.
trama
- f. Conjunto de hilos que, cruzados y enlazados con los de la urdimbre, forman una tela:
para bordar usa una lupa porque ve mejor la trama. - Argumento o enredo de una obra literaria:
es una obra compleja porque los personajes se ven envueltos en varias tramas. - Confabulación, intriga:
descubrieron la trama de los terroristas. - biol. Conjunto de células y fibras que forman la estructura de un tejido.
- tv. En televisión, conjunto de líneas que integran la imagen.
- En fotograbado, retícula que se emplea para descomponer una imagen en puntos.
urdimbre
- f. Conjunto de hilos que se colocan en el telar longitudinal y paralelamente para formar un tejido:
una vez preparada la urdimbre, se pasa la trama. - Estambre o tela ya urdida.
- Acción de urdir o maquinar algo.
Definir el documento
Antes de empezar a maquetar, en primer lugar debemos definir el documento. Para definir un documento, lo primero que debemos hacer es definir el área sobre la cual se desarrollará el trabajo (el papel).Exiten dos carecterísticas muy impotantes sobre el papel: la primera es el tamaño y la segunda la orientación. Este puede ser horizontal o vertical y el tamaño puede cambiar entre diversas medidas, siendo la más corriente y habitual la DIN A4.
Para maquetar los documentos, los profesionales usan dos herramientas, muy útiles para ellos: el programa QuarkXpress y Adobe InDesign.
La retícula compositiva

Todos los trabajos de maquetación, deben llevar una guía a través de una estructura estudiada y de tamaños fijos. Para ello usamos, la retícula compositiva, que consiste en una guía en los elementos de la maquetación en papel, con la finalidad de conseguir, un orden y estética. Las retículas se subdividen a su vez en superficies bidimensionales o tridimensionales, en campos más pequeños en forma de una reja.
La retícula compositiva, se puede definir como una plantilla, muy útil, cuando necesitamos componer un documento con muchas páginas , que tenga un orden, que sea claro y legible.
El dilema de un diseñador de editorial se encuentra en cómo encontrar el equilibrio entre el orden que impone la estructura reticular, y la necesidad de evitar la monotonía e inyectar una cierta dosis de creatividad a la maquetación.
Una retícula impone orden, uniformidad y coherencia. Una página con retícula transmite estructura y una cierta mecánica, frente a algo desordenado, desestructurado o caótico.
Creando la retícula. Como organizar la información.
11-11-2005 - César Martín
Resumen: La retícula es la base visual para organizar la información de una página web. Una base rígida o fluida? Dos, tres o cuatro columnas? Horizontal o vertial? Las respuestas a estas preguntas vienen dadas por el contenido que tengamos que manejar.
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¿Qué es una retícula
Cualquier documento que tenga que ser maquetado tendrá que estar compuesto en base a una retícula.

La retícula son una serie de guias que nos darán los tamaños de las columnas para el texto, gráficos e imágenes que tengamos que componer.
De dentro a fuera
En este artículo vamos a explorar el diseño de la retícula de dentro a fuera. Vamos a componer primer una retícula para los contenidos y luego veremos como componer la retícula para el resto de los elementos de navegación (botoneras, etc...).
La hoja en blanco
La primera aproximación que debemos hacer para poder plantear una retícula es conocer el contenido, jerarquias y objetivos del documento.
Debemos conocer con claridad que debe comunicar el documento, la temática del mismo (si es opinión, si es una receta, si es un informe técnico...).
Si nuestro sitio web puede albergar diferentes tipos de documentos deberemos diseñar tantas retículas como tipos de documentos. No hay otra vía. No se puede pensar en un diseño "para todo" ya que perderemos legibilidad y comprensión por parte de los usuarios.
Si el usuario se ve expuesto a diferentes tipos de contenido bajo el mismo esquema, se puede perder. Es clave que una diferencia visual marque una diferencia editorial.
Ya conoces el contenido... ponlo sobre el papel.
Hay dos formas de aproximarse al diseño de la retícula.
El matemático.
Se supone que uno puede directamente tomar el ancho del documento, calcular la proporción aurea y sacar una retícula.

En este caso, las líneas azules nos marcan la proporción aúrea del documento y de ahi podemos sacar una retícula.
A mi este método no me suele gustar porque da por entendidos muchos aspectos de ancho de párrafo, etc.. que son necesarios cuidar.
ARQ, n. 58 En Planta / Plan view, Santiago, diciembre, 2004, p. 13-18. LECTURAS Sobre la planta: retícula, formato, trazados Josep Quetglas RESUMEN “Es costumbre escoger bastante arbitrariamente el formato de la tela. Muchos pintores adoptan sin reflexión superficies muy alargadas, superficies fragmentarias que escapan a la visión normal del ojo. (...) “Una pintura es la asociación de elementos precisados, asociados, arquitecturados. Si admitimos el cuadro como un espacio arquitectonizado, como una articulación de las tres dimensiones, se hace posible admitir, viceversa, el espacio de tres dimensiones como controlable y dirigible desde el plano. “Una planta no es algo bonito de dibujar, como la cara de una madona; es una austera abstracción; no es más que una algebrización, árida a la mirada” (Le Corbusier, 1924)(5). ¿Acaso hay que entender que, si se tratase de cuadros puristas, también ellos austeras abstracciones, áridas algebrizaciones, la comparación entre una planta y una pintura sí que sería en ese caso posible? ¿Dibujar una planta no es como dibujar la cara de una madona, aunque sí es como dibujar un bodegón purista? Pero el propio Le Corbusier se ha encargado de demostrar que pintura purista y pintura bizantina o medieval son iguales, comparten unos mismos principios e instrumentos compositivos: los trazados reguladores son comunes en ambas. “Estoy hoy sobrecogido de admiración frente a la belleza primera de una planta de catedral, y de estupor frente a la pobreza primera de la obra misma. La planta y la sección góticas son magníficas, fulgurantes de ingenio. Pero su verificación no llega por el control de los ojos” (Le Corbusier, 1925). No nos interesa tanto justificar la diferencia de opiniones a partir de situaciones distintas como, a la inversa, entender la base común que se manifiesta en formulaciones aparentemente diversas, pero que deben de ser, bien leídas, coherentes y complementarias entre sí. “La planta está en la base. Sin planta, no hay ni grandeza de intención ni de expresión, ni ritmo, ni volumen, ni coherencia. Sin planta lo que hay es esa sensación insoportable para el hombre, informe, indigente, desordenada, arbitraria. “Hacer una planta es precisar, fijar ideas. Pero hay otro aspecto propio de la planta. Si lo arquitectónico es, específicamente, lo que ocurre cuando el espectador se enfrenta a hechos plásticos sabiamente dispuestos, eso significa que lo dibujado en planta no puede ser confundido con lo arquitectónico, pero ni siquiera lo construido coincide por entero con lo arquitectónico: el edificio es, también él, un medio instrumental, distinto a las sensaciones fisiológicas impuestas y a las libres asociaciones de ideas que ocurren en los sentidos y cabeza del espectador, cuyo dispositivo integrado forma, él sí, lo específicamente arquitectónico. No hay representación posible de lo arquitectónico, que es algo que ocurre en un circuito virtual entre el objeto plástico y la mirada y cabeza del espectador, donde el espectador usa plenamente, libremente, individualmente sus capacidades propias de memoria, análisis, razonamiento, creación. “La arquitectura, que es asunto de emoción plástica, debe, en su dominio, EMPEZAR TAMBIÉN POR EL PRINCIPIO, y USAR LOS ELEMENTOS SUSCEPTIBLES DE CAPTAR NUESTROS SENTIDOS, DE COLMAR NUESTROS DESEOS VISUALES, y de disponerlos de manera tal QUE SU VISTA NOS AFECTE CLARAMENTE, por la finura o la brutalidad, el tumulto o la serenidad, la indiferencia o el interés; estos elementos son elementos plásticos, formas que nuestros ojos ven claramente, que nuestro espíritu mide. Estas formas primarias o sutiles, flexibles o brutales, actúan fisiológicamente sobre nuestros sentidos (esfera, cubo, cilindro, horizontal, vertical, oblicua, etc.) y los conmueven. Al quedar afectados, somos capaces de percibir más allá de las sensaciones brutales; nacerán entonces algunas relaciones, que actúan sobre nuestra consciencia y nos ponen en estado de gozo (consonante con las leyes del universo que nos dirigen y a las cuales se someten todos nuestros actos), donde el hombre usa plenamente sus dotes de recuerdo, de examen, de razonamiento, de creación” (Le Corbusier, 1924). De lo arquitectónico, así, fuera de la experiencia directa, sólo poseemos rastros incompletos, reducciones, secciones, sombras, reflejos en otras dimensiones, que son índice de lo arquitectónico pero que ni lo representan ni coinciden con ello. El edificio construido es uno de tales reflejos, los dibujos en planta también lo son. Si el sentimiento arquitectónico es posible, lo es, para Le Corbusier, en base a unas leyes naturales que son comunes al espectador y al escenario por donde circula el espectador. Esas mismas leyes naturales rigen, y pueden y deben ser aplicadas, para la producción afinada de esos otros instrumentos arquitectónicos que son los dibujos. Es en su condición de dibujos, y no de representación de arquitectura, que pueden ser objeto de la misma afinación que todos los objetos, pasivos y activos, que intervienen en la emoción arquitectónica, para los cuales la precisión de la factura es condición para la precisión de la mirada. Y uno de los procedimientos para asegurar tal precisión es el de los trazados reguladores. “Para alcanzar estos trazados reguladores no existe una fórmula única, fácil de aplicar; a decir verdad es un asunto de inspiración, de verdadera creación; hay que encontrar la ley geométrica que está en potencia en una composición, que la regula y determina; a un momento dado se le aparece al espíritu y lo unifica todo; intervienen entonces algunos desplazamientos, algunas rectificaciones; una armonía perfecta reina por fin en toda la composición” (Le Corbusier, 1926). La ley geométrica ya estaba activa en la composición, intuitiva, invisible. Cuando es reconocida, pueden adoptarse algunos desplazamientos, algunas rectificaciones, puede precisarse cada posición: tal es el papel de los trazados reguladores. “El trazado regulador es un medio geométrico o aritmético que permite traerle a una composición plástica (arquitectónica, pictórica o escultórica), una precisión muy grande en el proporcionamiento. notas |
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