jueves, 26 de junio de 2008

Las nuevas Caxinas en la estrategia del Turismo Balnear

Las Caxinas va a cambiar. Inevitablemente. No tenemos ninguna duda. Los pescadores permanecen, pero ya vienen detrás aquellos que los sucederán. Y no van, con seguridad, a tener como principal actividad la pesca.

En el macrocuadro urbano, la recualificación de la marginal de las Caxinas va a implementar equipamientos hoteleros, que gracias a la inserción de centros comerciales y, sobre todo, del Centro de Congresos, proveerá de una dinámica turística a lo largo de todo el año.

La demanda de vivienda en las Caxinas aumentará al producir más viviendas multifamiliares, para esas nuevas familias más jovenes y las personas que aquí vengan a trabajar, ocupando los espacios vacantes de los vacíos industriales.

Como consecuencia, debido a la importancia del mar como foco de atracción, la retícula de las Caxinas va a sufrir un gran deficit de espacio público, que se obtendrá por tres vías: espacios públicos en los proyectos de recualificación de la marginal, peatonalización de vías emblemáticas, y por último, espacios públicos en el interior de las manzanas.

Inevitablemente, peatonalizar obliga a construir estacionamiento público, bien bajo las propias vías, bien dentro de las manzanas. En todo caso, nada obliga a abrir el interior al uso público, incluso si lo convertimos en estacionamiento subterráneo, como ya hemos visto.

La única razón que "obliga a abrir", es precisamente la misma carácterística diferencial de las Caxinas: la casitas en el logradouro. La utilidad balnear explica su florecimiento, nunca visto en otras tramas urbanas. Existen porque existe el mar, y su función no puede ser extirpada así como así, como si fuera un simple cobertizo. Y ni que decir tiene que pueden ser vivienda provisional para un matrimonio joven que aún no tiene casa propia.

El espacio público de las Caxinas debe respetar minimamente los índices urbanísticos de espacios verdes, y el único modo es abriendo el logradouro. Además, la existencia de espacios públicos de jardín permite una accesibilidad independiente, con lo cuál se plantea si serían alquiladas las viviendas del frente, o estas viviendas suficientes para cubrir un programa provisional y/o estival.

Finalmente, de modo natural, se producirá una cierta densificación de los interiores de manzana más amplios, en la misma línea de la subdivisión producida en el resto de las manzanas de la retícula. Pero esta vez no van a producir corredores, en el mejor caso calles peatonales con algún arbolado. Los nuevos espacios tendrán vocación de atraer y provocar la estancia y el contacto de las personas, cohesionar la comunidad a través de nueva diversidad de espacios de relación y reunión, como ya se ha provado con éxito en otras ciudades con múltiples y variadas ofertas para el consumo colectivo.

La retícula como mecanismo de control. El urbanismo panóptico y el control del poder

Las retículas urbanas son mecanismos ideales de control. Simples, eficaces, con gran mobilidad.

Cuando Haussman actúa en Paris, gran parte de sus intenciones son permitir la entrada de las tropas para controlar la ciudad en caso de tumultos. Tal era el estado de la democracia en esos tiempos. Un fantástico mecanismo de control militar y policial de la población. Las carceles, optimos mecanismo de control panoptico, son controladas por unos pocos guardas.

No es nuestra intención radicalizar en términos políticos el debate, sino reflejar la história de la constitución de retículas como mecanismos prácticos para el poder, muy lejos de los ideales igualitarios que mueven a Cerdá a formular su nunca bien construida Retícula urbana del Eixample de Barcelona.

La recuperación de las calles para las personas

Viendo las fotografías del pasado, tanto da si son de Poboa, Poça da barca o de las Caxinas, las calles son la sala común de la comunidad. El automobil ha venido a destruir en parte esa relación. Las calles que eran planas se dividen en dos niveles, separando las dos orillas, fragmentando en cierto modo la comunidad.

Ya lo describimos en su momento. Y no solo ambos niveles de paseo y viario. El automobil ha EXPULSADO a las personas de la calle. Es ruidoso, es desagradable mantener la puerta de la casa abierta al paso de esta contaminación ambiental.
Claro, los tiempos cambiaron. ¿en que quedamos? Hablamos de conservar, y permitimos que continúe la degeneración original de la trama. Un simple paseo más amplio, imponer el trafico solo en una dirección, disminuir el tránsito a través de la Caxinas como paso entre marginal y nacional para minimizar el absoluto dominio que el automobil tiene de toda la trama. Jerarquizar, o radicalmente impedir el paso de vehículos peatonalizando completamente.

En todo esto, el paso es casi lo de menos. Que hacer con los automobiles, donde estacionarlos fuera de la calle, es un problema muy serio. Para empezar, las viviendas con garage en las Caxinas son un porcentaje infimo, agrabado porque en caso de tenerlo, no se lleva a una planta de sotano y agraba el alejamiento paulatino de las personas de la cota de la calle. Hay zonas de las Caxinas, reconozcamoslo, que están destruyendolas, creando no lugares.

El Estacionamiento debe ser una absoluta prioridad. Y no puede ser conseguido modificando las tipologías existentes. La vivienda debe estar pegada a la cota de calle, tanto en la fachada como en el logradouro, si queremos que este siga contribuyendo a la conservación y al fortalecimiento de los lazos de la comunidad.

Cuidado con afirmar que muchos Caxineiros ni tienen coche. Normalmente, los abuelos y abuelas son quienes compran este vehículo a sus nietos, para que estos les lleven al centro de salud, a los hospitales, a las compras y tengan oportunidad de salir a estudiar y trabajar fuera de las caxinas.

Por tanto, el Estacionamiento necesariamente próximo a la vivienda tiene dos ubicaciones posibles, ambas por supuesto subterraneas. Una, a lo largo de las propias vías bajo su cota, más sencilla de llevar a cabo ya que está en dominio público. Dos, dentro del interior de las manzanas.

La primera es óptima, con una salvedad. El ancho de la vía de las Caxinas no permite un ancho superior a 9 metros, practicamente el ancho de una vía de doble dirección y estacionamiento de vehículos en batería. La ocupación de calle debería ser entonces máxima, y el beneficio obtenido en función de la inversión queda muy minorado. Además, el ideal del estacionamiento distribuido no es tal si pensamos que la escasez de plazas en un lugar concreto obliga a grandes desplazamientos a lo largo del eje.

La segunda solución, por el contrario, es terriblemente fatigosa de conseguir, teniendo que luchar por la cesión de terrenos de cada vecino, haciendo inviable cualquier operación que no sea conjunta y regular. Sin embargo, tiene dos grandes ventajas: primera, es posible conservar el logradouro ya que las alineaciones de las parcelas pueden permanecer tras la operación, y segunda, la amplitud del interior de manzana permite resolver el estacionamiento en un amplio entorno alrededor de la manzana, multiplicando dramaticamente el número de plazas y la optimización de las circulaciones. Especialmente, en el caso de las retículas urbanas, aprovechar la forma regular del interior de manzana.

Una tercera ventaja, esta más ligada a la tipología de vivienda, es la accesibilidad del estacionamiento a los espacios de sotano de las viviendas. Es decir, a través del acceso común, igualmente se podrá disponer de acceso privado al futuro sotano de las viviendas unifamiliares que se recuperen o construyan de nuevo. La consecuencia directa es que la vivienda continúa desarrollandose en planta baja, ligada a la calle, abierta al contacto con las personas.

El logradouro se respeta. La propiedad continúa en manos del propietario original. Por tanto, la actuación no tendría mayores consecuencias, si no fuera por la viviendas del logradouro, que por más que sean ilegales, están revestidas de toda la legitimidad del paso del tiempo y la función que albergan, y se deben respetar. Diríamos más, potenciar.

Las familias del logradouro

El uso del logradouro ha perdido completamente su sentido. Sin embargo, el respeto a las vivencias y al espíritu de los caxineiros nos obliga a conservarlo, como pieza consustancial, indivisible, de su vivienda. Es tan fuerte la relación, que supondría una amputación de su carácter original.

Antigüamente, personas de varias nacionalidades pensaron lo mismo: "vamos a dar a estas pobres personas que no saben hacer otra cosa, un pequeño terrenito donde puedan cultivar o tener algún ganado". Así, la retícula se genera como la más simple, en el mal sentido, formula de agrupación. Casi parece un mecanismo de control, por su capacidad panóptica, para agrupar a comunidades complicadas. Recuerda mucho el espíritu del Paris de Haussman.

La necesidad de un logradouro es psicológica, pero también funcional. Hoy, como antaño en la viela que permitía el paso entre la calle y el logradouro, los niños jugaban y se entraba y se salía, como en una especie de plaza interior.

Los Destaques, un punto controvertido de la legislación portuguesa, simbolizan la influencia de la forma de familia portuguesa que conserva lazos a través de la proximidad. Si las casitas del logradouro son enfocadas como una vivienda auxiliar, un complemento, una salvaguarda frente a los malos tiempos que mantiene unida a la familia, el resultado es una comunidad segura de si misma, que responderá bien a los vientos y tempestades.

El Destaque solo se puede producir si da a una vía pública. Por tanto, ese espacio público tendrá que permitir esta accesibilidad, lo cual era nuestra intención primera.

Como comentabamos analizando la tipología, el garage en planta baja significa la muerte de las Caxinas. La hipótesis de cumplir los mínimos indices urbanísticos a través de las viviendas no es razonable ni viable. Es de todo punto imposible.

Porque si comenzamos, en la retícula original, a justificar la vivienda plurifamiliar, condenamos definitivamente a las Caxinas a la categoría de suburbio marginal, como consecuencia de la perdida de contacto con la calle y la introducción de tipos de escala inapropiada, y de la desaparación de los lazos comunitarios. Barrio dormitorio, no más.

¿Necesita alguna actuación esta Comunidad? Que queda de la propuesta inicial

Si la Comunidad, tras un análisis completo como el que hemos llevado a cabo, concluimos que no precisa ninguna alteración en su morfología, puede ser positivo entender que la mejor acción es la innacción.
Los problemas iniciales, sin embargo, continúan ahí. Falta de espacios públicos, incumplimiento de los índices de espacios públicos y verdes, excesiva presencia del automovil tanto en transito como estacionado, y por último alteración de la envolvente de las manzanas por vivienda multifamiliar que es otra amenaza para la supervivencia de la Comunidad en sentido sociológico.
Puede que actuar a través de los reglamentos municipales y crear espacios peatonales con estacionamiento subterráneo sea suficiente, además de crear espacios públicos y nuevas zonas verdes en la marginal de la Caxinas, sea suficiente. Por tanto, actuar fuera.

Pero nos olvidamos que trabajar en la marginal de las Caxinas es también actuar en el interior de los Logradouros, destruidos por acciones anteriores. Porque ya se ha operado ese cambio sociológico que todos esperaban. ¿De quién es hoy las Caxinas? De los mayores, que ya no pescan, que ya no dejan sus barcas varadas en la orilla, o de las futuras generaciones, que desean un entorno donde vivir preservando los valores familiares y comunitarios, ejemplo que deberíamos poder generalizar a otras partes del tejido urbano, a las otras ciudades.

La verdad, la marginal ya no pertenece a los Caxineiros. Ni tan siquiera el logradouro es lo que era. Pero cuidado, tampoco podemos actuar como si esta comunidad nunca hubiera existido. Entonces, el máximo respeto por las personas. Pero ellas mismas son el reflejo de una comunidad en constante movimiento y que se adapta a los nuevos tiempos de un modo muy propio, muy simple, muy básico, muy humano.

Los viejos y los niños importan. Tanto unos como los otros merecen deben ocupar este mismo espacio, porque es la familia un concepto amplio que acoge a todas las generaciones. Por eso, cuidado al actuar, pero adelante con los cambios. La filosofía es comprender, preservar y actuar, porque el futuro de los niños caxineiros también será una acogedora vida en comunidad, de la que otros carecen.

Actuar, porque el caxineiro no es diferente, sino que ve las cosas de modo diferente. La cohesión social dentro de la ciudad debe ser un objetivo, que ambos se acepten y compartan sus vivencias. Si no, estaremos contribuyendo a crear un museo de las caxinas, como conservado en formol, perfectamente anacrónico, realmente muerto.

Las Caxinas no pueden morir porque son muy fuertes los lazos de la Comunidad. Pues usemos esos mismos lazos para continuar uniendolos con el global más local, y con el global de nuestros tiempos. Yo envidio ese mundo que les pertenece, y ellos también nos quieren como parte de su mundo.

Hagamos que una nueva dinámica conserve las Caxinas.

Trabajar en el interior de la manzana es un hecho sociologico

Trabajar con personas, más que con arquitecturas.

La clave está en contextualizar la comunidad, si existe, o los perfiles de los usuarios, culturas y situación social.

El derecho de propiedad va a ser clave en la adecuación o no de soluciones. Las comunidades provenientes de culturas agrícolas o de pescadores, sobre todo estas últimas, poseen comunidades con fuertes lazos sociales. Los agricultores, más individualistas, se adaptan mal a su nuevo estatus de ciudadanía, no son seres cívicos podíamos decir. Sin embargo, ambos tienen una gran vinculación al suelo, al espacio libre, a la libertad de actuar de modo instintivo.
Por eso, la contextualización de la trama, más que con aspectos económicos, tiene que ver con aspectos sociales, es decir, si todavía existe dicha cohesión social y se puede mantener, o bien si se están desarrollando otras dinámicas que obligan a adoptar el espacio público interior como cohesionador del tejido social.
Y esta es la clave, oportunidad para la sociedad que habita la retícula, y para la ciudad en general.