La vivienda de los pescadores es una versión modesta de la vivienda portuguesa urbana de la época. En la filosofía de una retícula utilitaria, solamente como instrumento sencillo y rápido para ordenar un asentamiento, tiene unos objetivos que el tiempo ha demostrado que no eran correctos, como suponer que las personas iban a cultivar una pequeña huerta en su parcela interior, o tener ganado o aves que les dieran huevos, leche y otros productos, en una especie de pequeña autarquía acorde con las circunstancias.
Hoy día, todo esto está superado. El interior contiene parcelas privadas, un espacio que permite desahogar la vivienda, y que puede llegar a parecer una pequeña ruralización de lo urbano. Pero su utilidad, como se demuestra por su estado actual, y en general en los ensanches, o está llena de zarzas y maleza, o está ocupada por la extensión de los bajos comerciales, creando a nivel de planta primera terrazas en el mejor de los casos, o simples coberturas en los otros.
Espacio perdido. Oportunidades nunca concretadas. Y es que no se trata, por su visibilidad, de un verdadero espacio propiedad de los particulares, es un espacio semi-privado, que visualmente pertenece a las personas que integran la manzana.
Éxodo rural o propuesta para una nueva sociedad burguesa, solamente Cerdá pensó en ruralizar lo urbano, y nunca pensó en un espacio encerrado. El interior de la manzana aún es una oportunidad que no se ha perdido, pero que tenemos que tratar desde el punto de vista de la recualificación urbana, y por tanto desde una óptica social.
La primera utilidad para el interior de manzana es el crear espacio público, como plaza o parque, o quizá como una mezcla de ambos, un híbrido empeñado en transmitir la idea de la sostenibilidad y la armonía con la naturaleza. La ruralización en la visión de Cerdá.
La segunda es retirar el vehículo lo más posible de la calle y aumentar el numero de plazas de estacionamiento para sus habitantes. Además, incorporar un nº importante de plazas de estacionamiento público, en regimen de cooperativa entre propietarios y camara, a través de la gestión de una empresa privada.
El problema del derecho de propiedad de los habitantes es un tema más político, y es inaceptable pensar en poner trabas al proyecto interior basandose en dificultades con sus habitantes. Tampoco es un gesto de despotismo ilustrado (ellos no saben lo que necesitan), aunque siendo serio todas las propuestas arquitectónicas lo son. La cuestión es dar y recibir, dialogar y poner de acuerdo, saber que se necesita y lo que se está dispuesto a dar, pero no olvidemos la idea marco: el espacio público es un claro beneficio que mejora la calidad de vida de los habitantes de las caxinas.
La contrapartida de suelo por estacionamiento y participación en los beneficios parece razonable. Incluso podría pensarse en pequeños locales para almacenaje. Aún no sabemos si el nivel freático podría hacer posible dos plantas.
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