El interior de la manzana, el Logradouro, es un diamante en bruto. Va a jugar un enorme papel en la recualificación de los espacios urbanos, y muy especialmente en las tramas urbanas generadas como consecuencia del éxodo rural, con una vivienda baja y un interior generoso donde se proponen cultivos y un ganaderia de pequeña escala.
Las calles, el espacio público de estos barrios, no es sino una tercera parte del espacio semi-privado de los logradouros. Que gran oportunidad, si se proponen soluciones consensuadas con los vecinos propietarios, para los otros vecinos, ya que unos y otros y los habitantes de la ciudad pueden recibir un regalo inesperado. Un espacio que se transformaría en semi-público, de preferencia para los habitantes del propio logradouro, y por serlo de paso o estancia para otros habitantes, visitantes o invitados, se podría decir. Una vez abierto, la ciudad se adueñaría de este espacio.
Uno de los aspectos más agresivos de la ciudad moderna, la presencia del automóbil, tanto estacionado como circulando, puede tener una nueva solución: introducir el estacionamiento de los vehículos en el interior de los logradouros, por supuesto, bajo los espacios que se puedan generar a cota de calle, ya que la pretensión sería dar una continuidad entre el interior y el exterior de estos. Que el habitante y el visitante circulen y se muevan DIAGONALMENTE a pie a través de la trama, con una comodidad y una vistosidad que además los aleje del agresivo trafico, a ser posible.
Pero, ¿como vamos a conseguir poner de acuerdo a los habitantes del logradouro para eso? Bien, realmente a los arquitectos siempre se nos ha dado mal arriesgar nuestro prestigio y nuestra tranquilidad, con asuntos tan complejos como crear la ciudad para quien la vive. Pero es que hoy tenemos un nuevo enfoque y unas nuevas herramientas de desarrollo urbano, y también nuevas mentalidades más urbanas que la gente entiende aunque no acepte, por interés propio o por llevar la contraria, que de todo hay, y con todo nuestro respeto.
La "operación" que la Camara debería llevar a cabo es bien simple: expropiar el interior del logradouro, por el "bien común", para construir los estacionamientos de los vehículos, que en parte serán las plazas de estacionamiento que compensarán el valor del terreno expropiado, y encima del cuál se formalizará un espacio urbano interior que formalice este contorno y perfil diverso, no diré caótico, del interior de la manzana, del logradouro. Así queda definitivamente compensado el habitante del logradouro, sus mayores, sus hijos, y el mismo cuando llegue a viejo. La otra parte, la Camara, dispondrá de un Estacionamiento Publico, que podrá gestionar las plazas de los propietarios que no tengan automobil generandoles un beneficio, que responderá a las necesidades del comercio de la zona, al menos para este caso concreto de las caxinas.
El Caxineiro no paga nada, y recibe a cambio unas areas más amplias y una revalorización de su propiedad, ahora con dos frente o fachadas. En mi opinión, una situación mejor para él. Y para la ciudad, un regalo que está a sus disposición.
Con todo esto, y sin entrar en detalles ni ordenanzas, ni en la necesidad de una sana, amplia, clarificadora y democrática información pública previa, mi objetivo de estudio es otro: el impacto de estas operaciones sobre la ciudad.
(continua en "El impacto sobre la ciudad: el atractivo de los nuevos espacios urbanos")
Las calles, el espacio público de estos barrios, no es sino una tercera parte del espacio semi-privado de los logradouros. Que gran oportunidad, si se proponen soluciones consensuadas con los vecinos propietarios, para los otros vecinos, ya que unos y otros y los habitantes de la ciudad pueden recibir un regalo inesperado. Un espacio que se transformaría en semi-público, de preferencia para los habitantes del propio logradouro, y por serlo de paso o estancia para otros habitantes, visitantes o invitados, se podría decir. Una vez abierto, la ciudad se adueñaría de este espacio.
Uno de los aspectos más agresivos de la ciudad moderna, la presencia del automóbil, tanto estacionado como circulando, puede tener una nueva solución: introducir el estacionamiento de los vehículos en el interior de los logradouros, por supuesto, bajo los espacios que se puedan generar a cota de calle, ya que la pretensión sería dar una continuidad entre el interior y el exterior de estos. Que el habitante y el visitante circulen y se muevan DIAGONALMENTE a pie a través de la trama, con una comodidad y una vistosidad que además los aleje del agresivo trafico, a ser posible.
Pero, ¿como vamos a conseguir poner de acuerdo a los habitantes del logradouro para eso? Bien, realmente a los arquitectos siempre se nos ha dado mal arriesgar nuestro prestigio y nuestra tranquilidad, con asuntos tan complejos como crear la ciudad para quien la vive. Pero es que hoy tenemos un nuevo enfoque y unas nuevas herramientas de desarrollo urbano, y también nuevas mentalidades más urbanas que la gente entiende aunque no acepte, por interés propio o por llevar la contraria, que de todo hay, y con todo nuestro respeto.
La "operación" que la Camara debería llevar a cabo es bien simple: expropiar el interior del logradouro, por el "bien común", para construir los estacionamientos de los vehículos, que en parte serán las plazas de estacionamiento que compensarán el valor del terreno expropiado, y encima del cuál se formalizará un espacio urbano interior que formalice este contorno y perfil diverso, no diré caótico, del interior de la manzana, del logradouro. Así queda definitivamente compensado el habitante del logradouro, sus mayores, sus hijos, y el mismo cuando llegue a viejo. La otra parte, la Camara, dispondrá de un Estacionamiento Publico, que podrá gestionar las plazas de los propietarios que no tengan automobil generandoles un beneficio, que responderá a las necesidades del comercio de la zona, al menos para este caso concreto de las caxinas.
El Caxineiro no paga nada, y recibe a cambio unas areas más amplias y una revalorización de su propiedad, ahora con dos frente o fachadas. En mi opinión, una situación mejor para él. Y para la ciudad, un regalo que está a sus disposición.
Con todo esto, y sin entrar en detalles ni ordenanzas, ni en la necesidad de una sana, amplia, clarificadora y democrática información pública previa, mi objetivo de estudio es otro: el impacto de estas operaciones sobre la ciudad.
(continua en "El impacto sobre la ciudad: el atractivo de los nuevos espacios urbanos")
No hay comentarios:
Publicar un comentario